Dos monjes estaban orando juntos. Uno de ellos deja de orar y le pregunta al otro:
- ¿Por qué cuando rezamos tú siempre tienes una sonrisa en la cara y yo en cambio tengo siempre cara de amargura?
El otro monje le responde:
- Es muy sencillo, tú oras para pedir y yo oro para agradecer. Agradezco cada instante, tanto en la adversidad como en la fortuna, quizás este sea el secreto de la felicidad.
Foto: Iván Tejero