Un hombre murió repentinamente. Al darse cuenta que había fallecido, vio que se acercaba Dios y que llevaba consigo una maleta. Dios le dijo: — Hijo es hora de irnos. El hombre asombrado contestó: — ¿Tan pronto? ¡Pero si aún tenía muchos planes! — Lo siento, pero es el momento de tu partida. — ¿Qué traes en esa maleta? - Preguntó el hombre. — Tus pertenencias - Le respondió Dios. — ¿Mis pertenencias? ¿Traes todas mis cosas: Mi ropa y mi dinero? Dios le respondió: — Eso nunca te perteneció, eran de la vida. — ¿Traes mis recuerdos? — Esos nunca te pertenecieron, eran del tiempo. — ¿Traes mis talentos? — Esos tampoco te pertenecieron, eran de las circunstancias. — ¿Traes a mis familiares y amigos? — Lo siento, ellos nunca te pertenecieron, eran del camino. — ¿Traes a mi mujer y a mis hijos? — ¿Ellos nunca te pertenecieron, eran de tu corazón. — Entonces ¿traes mi cuerpo? — No, jamás te perteneció, era de la tierra. — Pero, ¿sí traes mi alma? — No, tampoco fue tuy
Un blog sobre energía vital para el éxito del ser: Sanación, propósito, motivación, aprendizaje y automejora.