No vayan a enterrarme debajo de esas frases como ‘fue un buen marido’, ‘buen padre’, ‘buen amigo’; en fin, un ‘hombre probo’. ¡Sálvenme de ser bueno! Que rece el cartel: Yace aquí el más grande hijo de puta. Nos dio trabajo. Rara vez decía que sí. Cuando no lo sostuvo el afecto, el odio, ese sentimiento imperdonable, lo sostuvo. A todas les miró el culo [propias y ajenas]. Educó a sus hijos para que no hicieran caso. Puteó hasta la última baba. Nunca quiso arrodillarse. En pocas palabras, fue un sujeto impresentable.