No vayan a enterrarme
debajo de esas frases
como ‘fue un buen marido’,
‘buen padre’, ‘buen amigo’;
en fin,
un ‘hombre probo’.
¡Sálvenme de ser bueno!
Que rece el cartel:
Yace aquí el más grande hijo de puta.
Nos dio trabajo.
Rara vez decía que sí.
Cuando no lo sostuvo el afecto,
el odio,
ese sentimiento imperdonable, lo sostuvo.
A todas les miró el culo
[propias y ajenas].
Educó a sus hijos
para que no hicieran caso.
Puteó hasta la última baba.
Nunca quiso arrodillarse.
En pocas palabras,
fue un sujeto impresentable.